martes
5 de mayo de 2020 (enmendada 11/05/2020)
DIA
DE LAS MADRES Y VIOLENCIA DE GENERO
Por Denise Pérez
Rodríguez
Bibliotecaria
Jubilada UPRRP
Si
algo rompió mi corazón mientras observaba los funerales de un joven político puertorriqueño
a finales de 2018 fue el relato de sus últimos momentos. Con apabullante
ecuanimidad su progenitora contó cómo, tras salir
de un infructuoso procedimiento, aquel hombre curtido por las luchas de la vida
pública le susurró: “Gracias por ser mi mamá”.
Al esta inquirir sobre sus palabras, el hijo repitió esta expresión típica
de los niños y “pasó a la otra orilla”. Reservaba
así su gesto postrero para aquella persona esencial, quien de seguro entre sus
amados extrañaría más su presencia.
Esta
instancia ejemplifica el singular amarre que se establece entre las madres y su
prole en el vientre materno. Se manifiesta también entre quienes asumen por
amor la maternidad y sus hijos, aun sin haberlos
concebido.
No
menos triste me pareció la imagen televisiva de un adolescente, quien aullaba de dolor tras su padre asesinar a su
madre y luego suicidarse. Extraño fue escuchar al huérfano perdonar a gritos al
asesino. Parecía expresar así su perplejidad ante lo acontecido. Pensaría que
solo una persona muy enferma cometería un acto así. La explicación, sabemos, es
mucho más compleja.
Este
año recibimos el Día de las Madres en medio de un evento pandémico
desconcertante. Cuando comenzó, el país experimentaba desde hacía tiempo un
incremento significativo de casos de violencia de género que incluía un número aterrador
de asesinatos. El confinamiento al cual los ciudadanos se han visto obligados a
recurrir para proteger salud y vida, parece haber propiciado abundantes incidentes
violentos. Ninguno hasta ahora ha culminado en muerte.
Lo
expresado hace idóneo, durante esta celebración atípica, dedicar un pensamiento
especial a las mujeres tronchadas, particularmente quienes fueron madres, y a aquellas
cuyas vidas peligran hoy. Este sería además un buen
momento para denunciar las acciones legislativas
que al limitar la libertad de la mujer, incrementan su vulnerabilidad; demandar
una respuesta gubernamental puntual y más robusta al problema perverso de la
violencia machista, y reflexionar sobre nuevas estrategias para combatirlo.
En
este sentido exhorto a involucrarse con vigor en esta lucha a aquellos hombres para
quienes interactuar con la mujer, y con todas las personas, en un plano de
igualdad y respeto, es teoría de acción. Con su testimonio y ejemplo pueden ayudar
a exponer la falla de carácter y falta de hombría detrás de las actitudes degradantes,
las palabras destructivas y el abuso físico contra la mujer. En la meta de eliminar la violencia de género,
su participación es vital.
No hay comentarios:
Publicar un comentario