28 de
noviembre de 2013 (Publicado en El Nuevo Dia VOCES jueves 5 de diciembre de 2013 p. 76)
Ivonne
Por Denise Pérez Rodríguez,
Bibliotecaria Retirada UPR
He vivido
considerablemente exenta de las limitaciones que por relaciones de desigualdad entre géneros viven otras mujeres, y algo indiferente
a su sufrimiento. Hasta que surgió lo de Ivonne.
En realidad no
la conocía, pero supe por las redes sociales cuanto desesperaba su familia por su
desaparición. Por este medio pude contemplar su rostro en una foto poco favorecedora
y días después, con un tristísimo: “Hoy me levanté
consternado...con un sentimiento de rabia” de un amigo, me enteré de su muerte.
La prensa me
permitió conocerla mejor: joven, servicial, ”buena en todo el sentido de la
palabra …”. Tenía hijos y su hermana militaba por los derechos de la mujer.
La televisión
me iluminó esplendorosamente los detalles poco originales de su fin: apuñalada
hasta morir su cuerpo fue desmembrado. Me mostró también al asesino. Este, tono
y ademán de quien cree tener justificación para su proceder, prodigó sus razones profundas:
“fue una de
esas cosas que se le meten a uno cuando las mujeres hacen ciertas cosas…”
¿Qué “cierta
cosa” hizo Ivonne para provocarlo? ¿Confundirlo con su amabilidad? ¿Avergonzarlo
por rechazar sus acercamientos? La respuesta probablemente está en ciertos
patrones de pensamiento producto de una sociedad que persiste en privilegiar al
varón. Expresiones similares habrán reverberado en la mente de tantos otros
quienes, minusvalorándola, han vejado, golpeado o asesinado una mujer. Urge
estimular nuevas formas de pensar.
La educación
con perspectiva de género, defendida por grupos de avanzada, podría cumplir
este propósito. Esta propone desaprender creencias y eliminar en todo ámbito las
actitudes, expresiones y acciones promovedoras de desigualdad entre hombre y
mujer. Considera posibles y deseables esquemas igualitarios. Llama a las
personas a liberarse de roles asignados solo en razón de su sexo, no de sus
capacidades y talentos, y a ampliar así sus espacios de expresión. Conmina a
las instituciones, principalmente a las responsables de formar el carácter: hogar, escuela, iglesia, a insertar organizadamente
esta óptica en sus prácticas.
Ivonne,
martirizada, no flota en un vacío. Ya despereza conciencias y activa
inteligencias a favor de una cultura de igualdad entre hombre y mujer, y entre tod@s
sin importar su género.
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